lunes, 12 de abril de 2021

Orval

Uno de estos monasterios trapenses es Orval, en Bélgica, una abadía que además elabora su propio queso.

He probado esta cerveza en varias ocasiones, la primera vez que la probé, me resultó la trapense más extraña de todas las trapenses, hay que tener un paladar fuerte, os lo advierto, porque se trata de una bebida intensamente amarga, de un acusado sabor, eso sí, te deja la boca muy seca, se podría decir que es la única y verdadera Trappist IPA. Esto era por puro desconocimiento hasta que me llegó, gracias a Jonathan Gutierrez una segunda botella, mucho más joven que la de esta ocasión y de la que hablo unos parrafos más abajo.


La cerveza queda dicho que es belga, y viene servida en una botella bastante original, con la parte central de la misma más ancha que la base y el cuello y con una simple etiqueta en su cuello, sin más. Sencilla pero vistosa. La cerveza es de color albaricoque, oscuro, y al echarla en copa, la espuma no es demasiado abundante, pero si bonita, cremosa y vibrante. Además, aguanta bastante en la copa.


El bouquet es muy pronunciado. Se acusa su amargor desde el primer sorbo a pesar de su baja graduación, sólo 6,2%, y por otro lado, el aroma también resulta muy poderoso y con tonos de especias y frutas. Ese amargor le viene seguramente porque lleva una segunda y tercera fermentación en botella. Esta fermentación espontánea es la que acaba eliminando todos los azúcares que lleva y dejándole ese intenso amargor.

Ofrece toda su riqueza, servida en su copa original a una temperatura (12 a 14º C) próxima a la experimentada durante sus 3 sucesivas fermentaciones.

La segunda ocasión en la que pude disfrutar de este maravilloso líquido de dioses ha sido en el verano de 2015. Una Orval embotellada el 3 de julio de 2015 y que he abierto el 26 de agosto del mismo año. Y aquí está el gran descubrimiento, por mi parte, la Orval va adquiriendo amargor según el tiempo que lleve embotellada.

Siendo joven es una cerveza maravillosa, muy equilibrada y que no pierde todos sus riquísimos aromas y su sabor tan peculiar desde el primero hasta el último trago, pero eso sí, para nada amarga.




La Orval de grifo sólo se sirve en el restaurante de la Abadía, es el único lugar del mundo que sirve Orval de grifo. Esta cerveza es muy especial, pues al no pasar nunca por una botella pierde la tercera de las fermentaciones, quedando así en una graduación de 4.5% en lugar del habitual 6.2%. 


Orval de grifo




Consumida en Marzo/2021



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