domingo, 24 de febrero de 2019

Westmalle Dubbel

La cerveza Westmalle es una cerveza con denominación de origen trapense, 7° de alcohol, de alta fermentación y con segunda fermentación en botella.

La primera Dubble se gestó en 1856, y desde entonces se ha ido fabricando hasta nuestros días. Es oscura, elaborada con agua subterránea natural, malta tostada levadura propia, lúpulo y azúcar candela morena. 

Su espuma es cremosa. De aroma afrutado y caramelizado, como a dulce de bizcocho, a caramelo y pasas, un paladar rico y complejo, herbaceo y afrutado con un final pronunciado a malta tostada y algo dulce, libera su carácter al final, cuando la segunda fermentación y los diferentes tipos de lúpulo empleados afirman su robusta personalidad.

La Trapense Dubbel sigue fermentando, por lo que la versión en barril es un poco más dulce que la versión embotellada.

El monasterio, situado en Malle, Bélgica, fue fundado el 06 de junio 1794, pero hasta el 22 de agosto de 1836 no fue elevado a la categoría de abadía.

Además de la cerveza, una de las pocas que tienen el sello de denominación trapense, es muy interesante el proceso de crecimiento que ha tenido la fábrica de la abadía.

Desde un principio el interés de los monjes se ha centrado en la mejora contínua de la calidad de la bebida y para ello no han dudado en utilizar las nuevas tecnologías que han tenido a su alcance.

Desde el comienzo de su comercialización, a las puertas del convento, la cerveza adquirió gran fama y la demanda fue aumentando a medida que pasaba el tiempo.

La primera cerveza se hizo en 1836, y según cuentan las crónicas, la primera botella fue servida en el almuerzo del 10 de diciembre. Esta primera cerveza fue descrita como ” ligera de alcohol y algo dulce“. El abad que inició todo este proceso fue Dom Martinus, que fue el fundador de la fábrica en el mismo año en que fue nombrado abad.

A mediados del XIX los monjes ven que la bebida gusta mucho y aumentan las ventas, consiguiendo más demanda y por tanto necesitando ampliar las instalaciones para poder elaborar más unidades.

Así hasta el Siglo XX van creando más salas. Desde los espacios para la preparación de la levadura hasta una planta de tratamiento de aguas en 1968, fecha en la que aun no existía ninguna ley que regulara dicho proceso y que por tanto les convierte en pioneros.

Ya en los años 90, introducen los ordenadores para controlar los procesos de elaboración, y es que piensan que las nuevas tecnologías bien utilizadas pueden ser de gran ayuda para mejorar la calidad del producto sin hacer perder ni un ápice de su esencia original.

Por todo esto es por lo que se puede decir que son gente que va al ritmo de los tiempos.

Y lo mejor son los resultados. Gracias al empeño de estos monjes, hoy podemos disfrutar de varios tipos de cerveza originarios de este lugar.



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