El valeroso «Agricultor» hace cerveza, ¡pero también abastece a la Resistencia! Desde hace algún tiempo, las regiones vecinas apoyan a la Resistencia. En la ciudad, el más influyente de los partidarios recibe el nombre de «Agricultor». Aprovecha los amplios claros del bosque para plantar cultivos de trigo más pequeños con el fin de abastecer a los cerveceros de la Resistencia en la ciudad y poder hacer su propia IPA de trigo, elaborada con tres variedades de malta.
«El Agricultor» labra sus campos sin descanso y abandona las semillas de trigo porque la Guardia de la Prohibición le pisa los talones constantemente. Siempre descubren sus pequeños campos y la valiosa materia prima se convierte en pasto de las llamas. Pero lo más difícil de su trabajo es introducir a escondidas en la ciudad su sabrosa especialidad cervecera y la malta recién cosechada. Todo debe hacerlo él porque no se puede fiar de nadie hasta llegar a su destino, la pequeña fábrica de cerveza subterránea.
Su IPA de trigo, con levadura de ésteres afrutados, intenso sabor a malta y triple lúpulo, además de unas notas cítricas y exóticas muy equilibradas que provienen de las variedades de lúpulo Citra y Hallertauer Blanc, vale todos los riesgos que corre «el Agricultor».
5,6 % vol. alc.
25 IBU's.
Color: dorado rojizo, notas a miel y caramelo procedentes de las maltas Weizen, Pilsner y Münchner.
Lúpulos -> Citra: notas cítricas (lima y pomelo) y aromas exóticos (frutas tropicales y mango). Y Hallertauer Blanc: buqué de vino blanco afrutado y floral con aromas de maracuyá, grosella espinosa y piña.
En un mundo postapocalíptico dominado por la tiranía y la barbarie, cuatro valerosos héroes luchan contra la prohibición impuesta. Construyeron sus pequeñas fábricas de cerveza en la profundidad de las catacumbas, con una destreza extraordinaria, atención al detalle y un aguzado ingenio que proviene de su irrefrenable voluntad de supervivencia. Lejos de la mirada de los guardias, trabajan sin cesar en sus extraordinarias creaciones cerveceras. Para los «Cuatro Valientes» (como los llaman sus simpatizantes), hacer cerveza es mucho más que un oficio.
Es sentirse vivo. Un soplo de libertad. El único rayo de luz que les queda en estos tiempos oscuros. Cada barril de cerveza alberga el peligro de ser descubierto y de tener que pasar el resto de su vida en un campo de trabajos forzados. Pero con el claro objetivo de empezar una revolución, los «Cuatro Valientes» siguen luchando por su sueño a pesar del enorme riesgo. Día sí y día también van puliendo sus habilidades cerveceras para crear las mejores especialidades que jamás se han visto (y bebido) en el mundo.
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